viernes, 2 de septiembre de 2011

Fuerza y coacción sumergidas:


Vamos a hablar de fuerza y de coacción. Dos instrumentos que el poder, sea del tipo que sea, utiliza.
Obviamente, los ciudadanos vivimos con miedo, por ello, respetamos las leyes dimanadas del poder político. Es decir, yo no le quemo el negocio a la peluquera que me cortó mal el pelo por miedo a la cárcel. Esto, nos obliga a distinguir entre poder y violencia.

El poder descansa siempre en los miembros de una sociedad, los cuales entregan el derecho a que otros lo desempeñen. For example, la soberanía en mi país, descansa en el pueblo, pero entregamos dicho poder soberano a Zapatero en las urnas. Jó-de-te España. Claro que, nadie sabía que le iba a dar por cambiar nuestra constitución sin preguntar.

La violencia se apoya en los instrumentos utilizados a la hora de aplicarla. No puede hablarse de violencia si no existen mecanismos para ejercerla: porras, gas lacrimógeno, y en definitiva, todo lo que usaron para echarnos de Sol.

Os hablo de esto para que distingamos ambos términos, porque asimilar el poder político a los medios de que dispone para velar por el cumplimiento de la ley, nos llevaría directamente a confundir la autoridad (el poder) con la fuerza o la violencia (los instrumentos).
Y aquí es donde yo quería llegar. Si esto fuera así, no habría mayor expresión del poder que la que emana de los medios para aplicar la fuerza. Sin embargo, cuando un gobierno pierde capacidad para que sus órdenes sean obedecidas, el uso de la fuerza DEJA DE TENER UTILIDAD.
Entonces, suelen surgir los momentos propicios para las revoluciones, que normalmente acaban con cambios drásticos en las estructuras del poder. -Zapatero, acuérdese usted del año 1917, o del 1789.- Por lo tanto, cualquier uso de la fuerza llevado a cabo por el poder político debe perseguir la defensa de las leyes, la libertad y la seguridad de los ciudadanos. Debo ser muy peligrosa. Si los antidisturbios me dislocaron el hombro el 15 de Mayo mientras me manifestaba, por algo sería, pero yo, es que me quejo por vicio.

¡Un ejemplo del uso de la violencia en el ejercicio del poder salvaje apareció! Mayte usó: Estoy hasta los huevos. No es efectivo. Mayte está confusa. Mayte se agrede a sí
misma.

Otro gran ejemplo de pérdida de confianza del pueblo en su poder político. (Revolución Rusa.)
Y este, es mi ejemplo favorito: